...

...La Palabra

está devaluada, flota en el vacío

y sus torpes pasos, perezosa

como si fuera agua, así es preciso

acrisolar su destrucción

en una nueva extensión ligüística

negadora del agua, de las formas babosas

de lo informe, de lo vago o disuelto

en una nueva extensión no acuática (que será el mar)

en que no habrá Prose (y será entonces una prosa

aparente, purificada de todo lirismo)

ni poema, sino piedra (y será entonces una poeticidad

no enemiga, pero al menos si ignorante de la prosa

rebasando fronteras de hielo

en una superficie única

no dependiente de lo designado, ni de ninguna

otra ley
(asesinada)

construyendo (a

sesinada) sus propias leyes

como un castillo en el vacío.